domingo, 13 de agosto de 2017

Un nido de víboras (Andrea Camilleri)

Me encanta leer las novelas de Andrea Camilleri que tienen como protagonista al comisario Montalbano, pero cuando llega la hora de comentarla me encuentro con un problema: qué decir para no repetirme.
Ésta en concreto trata una temática delicada, como el propio autor menciona en los comentarios finales (recomiendo no leerlos si no quieres que te chafe la sorpresa), y el caso es tan complejo que sólo se dedican a él en toda la novela, no como en otras ocasiones, en las que se compaginan varias investigaciones.
Todas las novelas de Montalbano me gustan, pero ésta la destacaría aún más tras alguna de las últimas algo más floja.
Supongo que no quedará mucho tiempo para seguir disfrutando del comisario Montalbano, ya que parece estar a punto de jubilarse, así que hay que aprovechar las ocasiones que se nos presenten.

Sinopsis
Con el paso de los años, las pesadillas que desvelan a Salvo Montalbano se han vuelto más sofisticadas y extrañas. En esta ocasión, el veterano policía cree encontrarse junto a Livia, semidesnudos, en una exuberante selva tropical. Pero no es una selva de verdad: los troncos y el follaje están pintados al óleo, y Livia y él se hallan dentro de un enorme cuadro de Henri Rousseau. Y cuando un trueno ensordecedor devuelve al comisario a la realidad, ésta se materializa con un vagabundo que busca refugio bajo el porche de su casa. Poco sospecha Montalbano que ese encuentro fortuito contiene un elemento clave de su próxima investigación, uno de los casos más turbios y difíciles de su carrera. Esa misma mañana aparecerá muerto el contable Barletta, con señales inequívocas de violencia. Al igual que la falsa jungla del sueño, el muerto no es lo que parecía. Lejos del tranquilo gestor jubilado que simulaba ser, Barletta se revela como un personaje de mil caras, a cuál más sorprendente e inesperada: un hombre de negocios implacable, un verdadero malabarista de la extorsión y el chantaje, y al mismo tiempo un padre de familia hipócrita y desalmado. A pesar de los numerosos casos a los que se ha enfrentado en su brillante carrera, Montalbano comprueba, una vez más, que el ser humano -con sus pasiones, sus deseos, sus debilidades- no deja de ser un misterio insondable.

En esta vigesimoquinta obra de la serie, Andrea Camilleri logra superarse y se afianza como maestro de la novela negra contemporánea. Los lectores podrán disfrutar una vez más del singular sentido del humor del comisario Montalbano, un personaje que perdurará como ejemplo del savoir-vivre mediterráneo.

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