El libro que voy a comentar esta semana es algo peculiar.
Lo habitual es que sean los ilustradores los que pongan imágenes a lo que cuentan los escritores. Pero en este caso sucede justo al revés: se ha entregado a varios escritores una ilustración de Quint Buchholz relacionada con los libros y ellos tienen que escribir lo que se les ocurra al verla.
El resultado es interesante, pues cada escritor utiliza su propio punto de vista y así hay quienes se limitan a describir lo que ven en el dibujo y quienes van más allá imaginando una historia, a veces de misterio, a veces personal, a veces de aventuras...
Hay relatos que me han gustado más y otros que no me han llegado tanto, como es lógico. Pero en conjunto se trata de un libro con muchos estilos diferentes y de lectura rápida y entretenida. Una forma distinta de hacer literatura.
Lo habitual es que sean los ilustradores los que pongan imágenes a lo que cuentan los escritores. Pero en este caso sucede justo al revés: se ha entregado a varios escritores una ilustración de Quint Buchholz relacionada con los libros y ellos tienen que escribir lo que se les ocurra al verla.
El resultado es interesante, pues cada escritor utiliza su propio punto de vista y así hay quienes se limitan a describir lo que ven en el dibujo y quienes van más allá imaginando una historia, a veces de misterio, a veces personal, a veces de aventuras...
Hay relatos que me han gustado más y otros que no me han llegado tanto, como es lógico. Pero en conjunto se trata de un libro con muchos estilos diferentes y de lectura rápida y entretenida. Una forma distinta de hacer literatura.
Sinopsis