Siempre a la búsqueda de nuevos autores de novela negra, no he podido resistirme a este libro de Arantza Portabales, totalmente desconocida para mí.
Se trata de una novela al más puro estilo Agatha Christie, donde los sospechosos están perfectamente delimitados (al estilo de Diez negritos) y donde conocemos las mismas pistas que los investigadores para resolver el caso.
Resulta también interesante que esté narrado en dos voces, una de ellas de una de las sospechosas. Esto nos hace tomar diferentes perspectivas.
Me ha gustado comprobar que algunas de las obras artísticas a las que hace referencia existen. Le da un punto más de realismo. Y si tengo que ponerle alguna pega, esperaba que nos reflejara algo más el ambiente de la ciudad: la acción transcurre en Santiago, pero podría ser cualquier otro sitio. Debe ser que tengo ganas de Galicia...
Se trata de una novela al más puro estilo Agatha Christie, donde los sospechosos están perfectamente delimitados (al estilo de Diez negritos) y donde conocemos las mismas pistas que los investigadores para resolver el caso.
Resulta también interesante que esté narrado en dos voces, una de ellas de una de las sospechosas. Esto nos hace tomar diferentes perspectivas.
Me ha gustado comprobar que algunas de las obras artísticas a las que hace referencia existen. Le da un punto más de realismo. Y si tengo que ponerle alguna pega, esperaba que nos reflejara algo más el ambiente de la ciudad: la acción transcurre en Santiago, pero podría ser cualquier otro sitio. Debe ser que tengo ganas de Galicia...
Sinopsis