Este es el último libro de Elia Barceló de su serie de Santa Rita. Creo que me queda uno pendiente, pero me gustó tanto el primero que no me he resistido a leer este.
Los personajes son los mismos, pero la intriga no tiene nada que ver. O las intrigas, porque hay dos bien diferenciadas: una actual que investiga Lola Garrido y que resulta tener relación con uno de los habitantes de la casa, y otra del pasado, que tiene que ver con la historia familiar.
Se trata de intriga clásica, podríamos decir, en la línea de los detectives del siglo pasado, sin sangre y nada truculenta, y la lectura es agradable. Además de seguir las vidas de los habitantes de esta peculiar casa, que se van haciendo más familiares. Una serie a seguir y disfrutar
En el antiguo balneario de Santa Rita, todo está listo para celebrar el día de Difuntos, pero este año la muerte ronda más cerca que nunca. Un mal sueño, la búsqueda de una tumba abandonada, una calavera que ha cambiado de sitio, la desaparición del líder de una secta, turbios secretos familiares que pugnan por salir a la luz, una soga colgada de un árbol... Estas son las piezas de un puzle fascinante que irán encajando en este edén mediterráneo donde casi nada es lo que parece.
Sofía, la anciana escritora y dueña de la finca, y su sobrina Greta, junto con los demás habitantes de Santa Rita, vivirán en carne propia el peso de las antiguas historias y la sombra del pasado que se proyecta, ominosa, sobre el presente.
Con una prosa exquisita, Elia Barceló construye un universo único que atrapa al lector entremezclando magistralmente una investigación policial, una oscura trama familiar y el día a día de los inquilinos enamorados de una casa que tiene vida propia.
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