Preparando el viaje de esta semana a tierras burgalesas, que incluía una visita a Atapuerca pendiente desde hace tiempo, me enteré de que en el yacimiento estaban rodando una película basada en esta novela de Manuel Ríos San Martin, así que en esta ocasión la búsqueda de un libro ambientado en la zona de viaje ha resultado bastante fácil.
La novela me ha gustado bastante. La investigación está bien llevada y los policías resultan personajes interesantes.
Es entretenido y además creo que refleja bien el ambiente y el día a día de las excavaciones arqueológicas, algo que he podido entender mejor con la visita al lugar de los hechos.
Es entretenido y además creo que refleja bien el ambiente y el día a día de las excavaciones arqueológicas, algo que he podido entender mejor con la visita al lugar de los hechos.
También resulta interesante la reflexión sobre el mal que subyace en el fondo de la trama. Daría para hablar largo y tendido.
Espero ver la película que han hecho sobre el libro.
Y, por otro lado, el viaje ha sido estupendo.
Durante una visita escolar a la excavación arqueológica de Atapuerca, un chico de catorce años descubre que una de las reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los homínidos de hace miles de años es, en realidad, el cuerpo de una chica muerta. La joven parece haber sido colocada con una simbología ritual, y todas las pistas apuntan a un macabro homicidio similar al ocurrido seis años atrás en otro yacimiento en Asturias.
En el pueblo se desata la inquietud. Demasiados detalles recuerdan el caso anterior, por lo que el juez piensa en reunir de nuevo a los policías que se hicieron cargo entonces: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, un ex-policía dedicado ahora a la seguridad privada. Sin embargo, nadie sabe que en el pasado ambos vivieron una relación sentimental que acabó de manera abrupta y que tuvo mucho que ver en la truncada resolución del caso. Ahora, Silvia y Daniel tendrán que aprender a colaborar y aclarar sus sentimientos para descubrir al asesino del yacimiento y cerrar aquella herida abierta en su pasado.
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