domingo, 17 de marzo de 2013

La cultivadora de rosas (Charlotte Link)

Detrás de este título tan poco atractivo (al menos a mí no me lo parece) del libro de Charlotte Link se esconden un montón de historias interesantes.
La novela transcurre en la isla de Guernsey en dos épocas muy diferentes, la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial y la actualidad, y nos va mostrando como los hechos de la primera de ellas tienen consecuencias en la posterior. Hay historias de amor muy diferentes, tanto en el pasado como en el presente; hay intriga casi policiaca, con asesinato incluido; pero sobre todo hay unos personajes muy variopintos con unas vidas y personalidades muy particulares y a los que conocemos en profundidad (esto que se suele llamar novela psicológica).
Al principio cuesta entrar en la historia, pero luego te va enganchando poco a poco y estás deseando continuar. En resumen, una novela entretenida.


Sinopsis



La joven Franca Palmer está pasando por un mal momento. Su matrimonio está en crisis y ella no se siente a la altura de las exigencias de su esposo, ni en general de la rutina cotidiana. De buenas a primeras abandona su confortable hogar de Berlín y se marcha a Guernsey, la preciosa isla del Canal de la Mancha donde espera encontrar el sosiego necesario para reordenar su vida. Al poco de instalarse en una sencilla habitación en el viejo invernadero de rosas de Le Variouf, nace una curiosa amistad entre ella y su anfitriona, Beatrice Shaye, una mujer entrada en años que desde hace mucho tiempo comparte una espléndida finca con otra mujer mayor, Helene Feldmann. Muy pronto Franca percibe que ambas parecen cautivas de una fatalidad que las ha encadenado de forma imperceptible y misteriosa, y cuyo origen se remonta al año 1940, cuando las tropas alemanas ocuparon las islas del Canal. En aquel entonces, Helene y su esposo, un oficial alemán de lato rango, encontraron a Beatrice abandonada en su casa y la adoptaron como hija propia. Sin embargo, desde un principio, los Feldmann compitieron por el favor de la niña, puesto que Erich no sentía más que desprecio por su mujer. Por eso, cuando el militar murió el 1 de mayo de 1945, las dos mujeres creyeron haber dejado atrás un periodo atormentado de sus vidas. Sin embargo, ahora, otro día primero de mayo, una sombra se cierne sobre el invernadero de rosas.


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