domingo, 16 de mayo de 2010

Ojos de agua (Domingo Villar)

Domingo Villar escribe una novela policiaca tan interesante como la  sueca (de la que hablaba la semana pasada). Es más, sus personajes, el policía gallego Leo Caldas y su ayudante aragonés Rafael Estévez, son para nosotros mucho más auténticos, pues en su carácter podemos reconocer rasgos de gentes cercanas. La trama también resulta interesante y consigue sorprendernos.
Además, me ha parecido muy agradable de leer, pues la acción se desarrolla en la zona de Vigo y de las Rías Baixas, y sus descripciones de los pueblos, de la comida, de las gentes, consiguen transportarte hasta aquellas tierras, de las que guardo muy gratos recuerdos.
Y añadiría que hace tiempo leí su segunda novela, La playa de los ahogados, y creo que es incluso mejor que ésta. Espero más aventuras de esta pareja de policías.

Sinopsis
Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes y saxofones colgados en las paredes.
Leo Caldas, un solitario y melancólico inspector de policía que compagina su trabajo en comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. A su lado está el ayudante Rafael Estévez, un aragonés demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, e incluso demasiado impetuoso para el propio Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás mientras intenta sobrevivir a los suyos.
Gracias a la labor de este singular tándem Caldas-Estévez la verdad termina por aflorar, llevándonos a desentrañar el secreto que esconden los Ojos de agua.

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