El libro que voy a comentar esta semana es algo especial, porque no todos los días se tiene la suerte de conocer al autor de los libros que uno lee, y este es uno de esos casos: la autora es una compañera de Pilates con la que coincidí el mes pasado y no he podido por tanto dejar de leerlo.
Me ha parecido una historia muy entrañable, ya que nos cuenta su vida y la de su familia, con sus episodios felices y sus episodios tristes, y sin olvidar en ningún momento sus sentimientos. Resulta además admirable su forma de enfrentarse a las adversidades y sobre todo lo adelantada a su época en lo que respecta a las reivindicaciones de las mujeres.
Al mismo tiempo, nos hace vivir la historia de la ciudad, sus fiestas, sus tradiciones, sus calles, sus gentes... Todo ello narrado de forma sencilla, como si nos lo estuviera contando en una charla de amigos. Y acompañado por un montón de fotografías de aquella época que son un contrapunto perfecto perfecto para la narración.
Uno de esos libros que te dejan un buen sabor de boca y que me ha encantado leer.
Sinopsis
Guadalajara es la auténtica protagonista de esta historia. La ciudad donde la autora nació, sus rincones, tradiciones, su historia en definitiva vista a través de los ojos de una mujer cuyo amor a su ciudad la ha llevado a escribir, con los recuerdos del pasado, que parecían dormidos pero nunca olvidados, este libro.
Vemos cómo no sólo la ciudad, sino la vida en ella han cambiado. Nos trasladamos a 1946, año en el que nace la escritora y a partir de aquí relata, con suma sencillez, la vida cotidiana de entonces; todo esto ilustrado con las imágenes en las que su padre, como fotógrafo de aquella época, supo plasmar la realidad de su entorno.
Este libro puede satisfacer la curiosidad de aquellos lectores que quieran conocer o recordar detalles de una época ya pasada, volver a ver lugares que hoy han desaparecido o se han convertido en otros distintos, avivar la nostalgia y compartir con esta niña, que a lo largo de las páginas se va haciendo mujer, aventuras, desventuras y el cariño a una ciudad, testigo principal de su vida.
Vivencias de una alcarreña es un homenaje a Guadalajara y a sus habitantes, un guiño al pasado y un abrazo al presente de esta ciudad, pero sobre todo es una invitación a no renunciar a nuestra memoria, nuestros recuerdos forman parte de la historia de nuestra vida y nuestra tierra.
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