domingo, 11 de enero de 2015

Un cadáver entre plato y plato (Tom Hillenbrand)

Original novela de Tom Hillenbrand en la que el investigador de un asesinato no es otro que el cocinero y dueño del restaurante donde se encuentra el cadáver y que se ve de repente como sospechoso del asesinato.
Como novela policíaca resulta entretenida, pero lo que más destacaría de ella es cómo nos introduce en el mundo de la alta cocina y de los críticos gastronómicos, que forma parte de la trama. Además de las descripciones de los platos, tan exhaustivas que parece por momento que sea un libro de cocina.
También describe de forma interesante la ciudad de Luxemburgo, donde está ambientada, de modo que te deja con ganas de visitarla, por lo menos a mí.
Me ha gustado la novela y me ha hecho recordar momentos agradables pasados en la cocina de un restaurante, hace ya un tiempo.

Sinopsis
¿Qué puede hacer un chef sagaz, obstinado y con mucho carácter cuando se le acusa de haber matado a uno de sus clientes? ?Y si ese cliente era, además, el crítico de una famosa guía gastronómica? Xavier Kieffer no duda: investigar por su cuenta hasta las últimas consecuencias.
Xavier Kieffer renunció a un prometedor pero estresante futuro como chef estrella en París para ser simplemente el cocinero propietario de Les Deux Églises, un pequeño restaurante en el corazón de Luxemburgo donde ofrece recetas clásicas, elaboradas con los mejores productos y cocinadas con paciencia y amor. Disfruta de un trabajo que le hace sentir feliz hasta que un crítico gastronómico fallece de repente cuando van a servirle el plato principal. Para su sorpresa, Kieffer es sospechoso de asesinato. Sólo le queda esperar a las conclusiones de la investigación policial... o emprender sus propias pesquisas.
Un thriller que nos introduce en el fascinante y ferozmente competitivo mundo de la gastronomía. El chef detective tendrá que colaborar con la propietaria de la guía Gabin, que eleva a los altares a un cocinero o lo hunde en la miseria; pactar con un chef narcisista convertido en estrella de los programas de cocina de la televisión; lidiar con una empresa sin escrúpulos, y moverse en un terreno donde juegan tanto los egos como intereses más lucrativos que creativos. Eso sin descuidar su cocina de autor, que reivindica la calidad de los ingredientes, la búsqueda de los sabores genuinos, el slow food y el trabajo arduo, casi milimétrico, junto a los fogones.
Si hasta ahora triunfaban los comisarios amantes de la buena mesa, le ha llegado el turno a un chef que sabe de cocina y de llevar una investigación.

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