domingo, 22 de noviembre de 2015

El cuerpo del delito

A estas alturas no es ningún secreto que la novela policíaca está entre mis favoritas, por lo que cuando vi esta "Antología de relatos policíacos clásicos" no pude resistirme a su lectura.
Se trata de una recopilación de trece relatos policíacos clásicos, de autores muy conocidos como Dickens, Wilkie Collins, Poe, Mark Twain... y otros que yo al menos desconocía, como Hawthorne (al que se considera el precursor del género) o la baronesa Orczy y Richard Austin Freeman (muy populares en su época).
Lógicamente algunos me han gustado más que otros, pero todos son interesantes como reflejo de los momentos en que fueron escritos, desde mediados del siglo XIX hasta los años veinte del siglo XX.
Un libro que cualquier amante del género no debería dejar de leer.

Sinopsis
El cuerpo del delito es una recopilación de trece magníficos relatos policíacos clásicos que alterna textos consagrados con otros menos conocidos, todos ellos perfectamente representativos de las variantes de la literatura policíaca, teniendo siempre presente la máxima exigencia de calidad literaria, desde sus prolegómenos y fundación a mediados del XIX hasta los años veinte del siglo pasado.
Empezando con un relato de Hawthorne que puede considerarse precursor del género, la antología sigue con un cuento poco conocido de Poe, autor que fijó los rasgos principales del relato policíaco, y luego con relatos de grandes autores que lo cultivaron de forma tangencial como Dickens, perfecto conocedor del hampa, Wilkie Collins, Jack London, Oscar Wilde y Mark Twain, todos ellos con un delicioso trasfondo humorístico.
Por supuesto recoge además uno de los famosos relatos de Conan Doyle con el inefable Sherlock Holmes, y relatos menos conocidos de la baronesa Orczy y Richard Austin Freeman, autores que se dedicaron casi en exclusiva a la literatura policíaca y que gozaron de gran popularidad en la época. Asimismo encontramos un relato del caballeroso ladrón de guante blanco Arsène Lupin, creado por el francés Maurice Leblanc, y un cuento de Jacques Futrelle, protagonizado por el profesor Van Dusen, apodado La Máquina Pensante.
La recopilación se cierra con uno de los relatos del famoso Padre Brown, fruto de la genial pluma de Chesterton, más partidario siempre de redimir al delincuente que de castigarlo.

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