Me voy a permitir utilizar para comentar esta novela de Joël Dicker unas palabras del propio autor en la primera de sus novelas que leí hace ya unos cuantos años, la verdad sobre el caso Harry Quebert:
"Un buen libro, Marcus, no se mide sólo por sus últimas palabras, sino por el efecto colectivo de todas las palabras precedentes. Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, solo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar."
Esto es un poco lo que yo he sentido al acabar este libro, creo que no se puede expresar mejor. Cuando leí el anterior, al que este de algún modo continúa, al menos porque repite personajes continuando su historia, me costó entrar en este particular universo; pero en esta ocasión ese trabajo ya estaba hecho y he disfrutado mucho de su lectura.
Gracias a mis buenas amigas que me lo regalaron hace unos meses.
"Sé lo que has hecho". Este mensaje, encontrado en el bolsillo del pantalón de Alaska Sanders, cuyo cadáver apareció el 3 de abril de 1999 al borde del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire, es la clave de la nueva y apasionante investigación que, once años después de poner entre rejas a sus presuntos culpables, vuelve a reunir al escritor Marcus Goldman y al sargento Perry Gahalowood. En esta ocasión contarán con la inestimable ayuda de una joven agente de policía, Lauren Donovan, empeñada en resolver la trama de secretos que se esconde tras el caso. A medida que vayan descubriendo quién era realmente Alaska Sanders, irán resurgiendo también los fantasmas del pasado y, entre ellos, especialmente el de Harry Quebert.
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